EDITH GROTBERG



El pasado 20 de mayo, Edith Grotberg (La Resiliencia en el Mundo de HOY) inicio el camino al Mictlán, deseamos le vaya bien y queremos que sepa, con su familia que en todo momento estuvo en nuestro aprendizaje y seguirá por largo tiempo.

Anexo el mensaje enviado a su compañero y el texto de María Angélica Kotliarenko desde Chile...

Estimado Lee Burchinal y Familia

Algo de lo que he aprendido a la distancia de EDITH GROTBERG, es que nuestras fortalezas internas nos permiten descubrir que siempre contamos con nuestros seres queridos, aunque físicamente no estén con nosotros. En México tenemos el legado de que nuestros afectos cuando se van físicamente, INICIAN su recorrido de plenitud, durante 7 años viajarán al MICTLAN (lugar de los Muertos), donde finalmente descansarán en calma, en paz y estaremos satisfechos de todo lo que nos dejaron: sus enseñanzas, sus experiencias, sus fortalezas, sus esperanzas, sus sueños, su inmensa alegría de vivir.

Quiero comentarte que en México, en la UNAM, realizamos un CONGRESO de RESILIENCIA y en este año que será en octubre, teníamos la intención de invitar a una de las grandes TUTORAS de la RESILIENCIA a Nivel mundial: EDITH GROTBERG. Sabemos que ella estará con nosotros, porque así lo ha hecho con sus textos, con sus escritos, con sus palabras que ahora me impulsan YO SOY, y que me alientan socialmente YO TENGO y que me retan a decir YO PUEDO.

Reciban un GRAN abrazo, como si estuviera ahí, con ustedes en este momento tan importante y tan significativo.

Jorge Montoya
Catedrático de la UNAM

A UNA GRAN MAESTRA: Edith H. Grotberg (20.05.08)

Ha partido una maestra como pocas. Ha partido una amiga incondicional.

Ha partido quien fuera para muchos de nosotros un ejemplo de amor a la vida.

Así como, un ejemplo de seriedad y honradez reflejado en su labor académica

También un ejemplo de consecuencia en su compromiso con quienes viven el dolor, en especial con los niños y niñas hijos de la pobreza.

Partió dejándonos sus lecciones, sus escritos, su amistad y su infinita creatividad y compromiso. Su voluntad por hacer de cada día una lección.

Junto con ella ha partido quien se constituyó en un estímulo constante para crear, estudiar, investigar, implementar, escribir, compartir y mucho más.

De allí que felizmente se va para quedarse…

Escritos, como el que figura a continuación sustentan las bases de algunas discusiones que teníamos frecuentemente con Edith.

Corrían los años 80, la pobreza en nuestro país se hacía aun más evidente, el dolor estaba presente para muchos, entre ellos niños y niñas.

Impactados por la adv ersidad en la cual vivían tantos niños y niñas a la vez por sus risas, por sus alegres juegos.

Una vez tras otra nos preguntábamos qué los mueve a reír, qué los mueve a jugar?

En medio del dolor de muchos, del desconcierto de otros, de las protestas de los terceros, nosotros nos preguntábamos ¿qué subyace en la vida de aquellos niños y niñas que a pesar de que su vida transcurría en un contexto adverso se comunicaban exitosamente unos con otros?, lograban jugar como si nada ocurriera y pasaban por sobre las trabas del camino en forma decidida, logrando así alcanzar sus metas. Motivados por el dolor de aquellos niños nos comprometíamos sin encontrar explicación al porqué de sus entregas, de sus sonrisas y de sus juegos alegres. De vuelta en la oficina era frecuente escucharnos discutir sobre qué primaba más, la herencia o el ambiente, pasaban los años y a esta discusión se sumaban alumnos y diversos profesionales. La realidad no se explica ba por sí misma, surgían programas de intervención preventiva, los que sostenían la primacía del ambiente. Hacia los años 90 se pudo apreciar la velocidad con la cual se acumulaba el conocimiento habiéndose en gran parte superado las discusiones iniciales. En los inicios del siglo XXI existe evidencia empírica suficiente para sostener que la genética y el ambiente trabajan conjuntamente para moldear nuestras capacidades y limitaciones.

La genética y el ambiente se hacen uno durante el desarrollo, disolviéndose así la línea que se pensaba separaba lo orgánico de lo funcional y convirtiéndose é ;sta en lo que hoy se denomina la “plasticidad dependiente de la experiencia”, este concepto da cuenta de que nuestros cerebros están estructurados y reestructurados a través de las interacciones que tienen lugar entre las personas y sus ambientes sociales y naturales.

A fines de los 90 se pudo decir con certeza que la interacción entre la madre (figura significativa) y su hijo constituye un potente determinante del desarrollo cerebral y la adaptación. El impacto de la madre en el cerebro del niño es amplio y profundo, las interacciones tempranas construyen las redes neurales y establecen las bases biológicas que podrían durar toda la v ida. En la otra dirección, el cerebro de la madre es estimulado y crece con el nacimiento del hijo. Su cerebro se vuelve a moldear a través de una combinación entre las hormonas producto del embarazo y la intensa estimulación emocional y sensorial que le provee el recién nacido. Abundan los estudios experimentales realizados en animales que indican que un cerebro estimulado se llega a constituir en más complejo, más activo y más resiliente, estos hallazgos señalan que tener hijos enriquece, estimula y desafía al cerebro para lograr nuevos avances en su desarrollo.

Frente a esto, la apuesta por el amb iente cobra real sentido, las redes que conforman el cerebro social muestran con especial claridad como gracias a la plasticidad los seres humanos absorben y dependen de la experiencia, para quienes trabajamos con el concepto de resiliencia, esta interdependencia cobra especial importancia, dado que durante la vida los seres humanos establecen relaciones de apego con diferentes personas y grupos asumiendo a la vez diferentes roles.

El concepto de resiliencia se torna poco claro en algunas circunstancias, da cuenta de un proceso por el cual atraviesan algunas personas que logran resignificar el dolor y construir respuestas positivas frente a éste.

Dado el carácter de proceso dinámico de la resiliencia, cuya manifestación se hace presente bajo ciertas circunstancias y no otras, algunos autores sostienen que su medición no sería válida en tanto emerge o no emerge dependiendo de las interacciones que se hacen presentes en un momento dado.

Es desde allí que deviene la complejidad del Concepto de RESILIENCIA.

M. Angélica Kotliarenco Ph.D. y Equipo CEANIM

http://www.edithhgrotberg.com/

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