CONFERENCIA para Padres de Familia

"El Mejor Tesoro para nuestros Hijos: La Resiliencia"

La mayoría de las personas no estudia para ser padre o madre, es un proceso que aprendemos en el camino. Este camino puede estar matizado por actos de maltrato que suponemos "es normal" para la educación de nuestros hijos. En la actualidad podemos hacer uso de habilidades BIENTRATANTES para nuestros hijos, basadas en la Resiliencia (descubrir las potencialidades de los niños y fometar factores protectores ante los riesgos) con mejores resultados en la crianza de nuestros niños.

El mejor tesoro que podemos dar es educarlos para la vida en una ambiente de crecimiento, límites, confianza, buen humor, creatividad, optimismo y sentido de vida, claves de la Resiliencia.
Actividades, ejercicios, juegos y recetas psicológicas para crear ambientes resilientes con los niños, esa es la fórmula de esta conferencia de JORGE MONTOYA, dirigida a padres de familia (mamá y papá).

VIERNES 1o. de Junio de 2007, 8:30 hrs.
Estancia de Bienestar Infantil. Av de los Maestros S/N. En el Casco de Santo Tomás,
teléfono 53411448,
con Eugenia Franco.

NO FALTES.....

III CONGRESO RESILIENCIA México 2007

Bienvenidos al III CONGRESO RESILIENCIA MEXICO 2007, a realizarse el 29, 30 y 31 de octubre en la FES Iztacala. En la imponente AULA MAGNA.

Las inscripciones están Abiertas, recuerden que hay becas del 50%

Para esta ocasión tenemos como marco filosófico el cuento "La estrella que se mueve" de un servidor y que parte de él aparece en el poster. Pasen por el suyo a Iztacala. El cuento Integro para que lo compartan se los dejo...

La Estrella que se Mueve
Cuento para el que da fuerza y energía… que lo quiero tanto!
jorgemontoyaavecías
Marzo21,2007
Muy pocas veces sucede que algo que no existe o no es real se presenta ante nosotros, por causa de la fuerza interna o de la inspiración… pero ocurre.
Hace muchos años, cuando no existían los artefactos para ver los astros como ahora, la gente recurría a la veracidad de la vista propia y la de los demás.
Sucedió que un día como cualquiera un hombre decidió acostarse en un lugar tranquilo en torno a la naturaleza para dejarse sentir, logró escuchar el viento, las hojas de los árboles, los sonidos de las aves y hasta los grillos, la tranquilidad y la paz de la noche; tan concentrado estaba que logro escuchar sus latidos y su respiración en completa armonía con la naturaleza.

Su vista centrada en la noche estrellada le permitió ver las formaciones cósmicas reconocidas por todos, pero vio algo más: una estrella que se movía. No de un lado para otro, ni con rapidez, digamos que de la una a las siete, si se mira a un reloj; su caminar era lento y suave, contrastaba con la luminosidad y brillo de las demás estrellas estáticas. Tuvo un pensamiento: que su vista se nublaba o que su reflejo palpebral le impedía ver claro. Su respiración sin embargo continuaba igual y su bienestar también, así que decidió incorporarse para apreciar con detalle lo que sucedía. Tomó referencias en el mismo cielo y descubrió que el avance era verdadero.
Cerca de ahí pasaban personas que al ver la reacción del hombre se acercaban y confirmaban el acontecimiento. No había duda: La estrella se movía y ese hombre la había descubierto. Pronto llegaron de otros sitios y se asombraron del hallazgo, en unos momentos ya eran cientos y el hombre crecía en prestigio, al ser miles el hombre era adorado. En medio de la Multitud el hombre decidió seguir su estrella y caminar en esa dirección. Las personas a su alrededor le seguían; él estaba feliz y ellos gozosos, recordaba su respiración y su pecho se expandía, las personas cantaban. Cada paso del hombre era alabado por las personas, cada huella era venerada y cada diez se rendía tributo. Atravesó montes, llanos, ríos, planicies, desiertos y las personas le seguían, se adaptaban.
Un día decidió no seguirla más, se había cansado, las personas se desilusionaron. Uno trato de cambiar el rol y ser líder, pero no era igual: no era su estrella. En los libros no se leía más la hazaña del hombre que descubrió a la estrella que se movía, con el tiempo quedó en una anécdota. No se supo más del hombre ni de las personas que le seguían, la gente se acostumbró a ver el cielo y las estrellas estáticas. De vez en cuando, alguien ve a la estrella y la sigue, pero no hay personas que le sigan, ya no; la gente no quiere más aventuras, sólo quiere ver las cosas dónde están, sin sorpresas.
Cada uno de nosotros decide cuál es su estrella y si se mueve o no. Cada quien decide también a quién seguir y hasta cuándo; cada uno de nosotros decide cambiar lo que ve, lo que piensa o lo que imagina, si es real o fantasía. Cada uno de nosotros le pone movimiento a la vida.

Reciban un Fuerte Abrazo