LA RESILIENCIA UNA NUEVA REALIDAD
Encarnación Jimarez Eduardo
INTRODUCCIÓN
En el presente ensayo se discute la importancia de los procesos resilientes en la vida cotidiana de las personas tomando en cuenta distintos factores que pueden impedir o favorecer este tipo de procesos en distintos contextos. Primeramente se aborda la definición de la resiliencia para el comprendimiento del tema, después se hace una concatenación de diferentes perspectivas acerca del tema en cuestión, apoyado en las palabras, conocimientos y experiencias de algunos expertos en este tópico.
El ser humano se distingue por sus habilidades cognitivas, las cuales le facilitan la adaptación y transformación de su medio ambiente, así como el establecimiento de relaciones interpersonales y vínculos afectivos, sin embargo, siempre se encuentra vulnerable ante los sucesos inherentes de su misma vida, pues a pesar de que sea notable un control sobre ciertos eventos es imposible manejar otros tantos. La resiliencia es un término utilizado en diferentes campos de la ciencia por múltiples disciplinas, con el fin de dar explicación acerca de sus objetos de estudio. Ciertamente la introducción de este concepto a la psicología ha resultado novedoso, aún para las perspectivas más abiertas, no obstante su alcance y desarrollo dentro de esta disciplina ha sido favorable para ampliar la perspectiva que se tiene de los fenómenos de orden psicológico y social. La resiliencia es la capacidad que tienen los cuerpos para regresar a su estado normal, en psicología la base es la misma pues se considera como la capacidad de las personas para recuperar su estado emocional ante situaciones difíciles que implican un cambio dentro de su vida, tales como pérdidas familiares, catástrofes ambientales y pérdidas materiales ante estas, e incluso el padecimiento de enfermedades terminales o degenerativas. No obstante cualquier proceso psicológico se ve afectado por diversos factores internos o externos y el proceso resiliente no es la excepción al verse afectado por los componentes biológicos y sociales individuales e irreproducibles de cada individuo.
Es común encontrarnos con situaciones que resultan ser tan difíciles que implican un cambio fuerte en nuestra vida que nos causa conflicto acerca de cómo pensar y qué hacer, entonces ¿no es acaso la resiliencia un proceso que ocurre a diario? viendo este proceso en la manera que estas nuevas situaciones difíciles implican un cambio drástico, fuerte o considerable en nuestras vidas. Justamente el propósito de este ensayo es recaer en algunos aspectos de este proceso que deben ser entendidos y estudiados para ampliar el campo y eficiencia de las aplicaciones de la resiliencia y así crear una nueva forma de ver la fluctuante realidad rompiendo estereotipos y prejuicios acerca de la misma.
DESARROLLO
La resiliencia puede ser aplicada en distintos campos de atención psicológica, como el área terapéutica o la intervención en crisis y, dentro de cada espacio la atención psicológica es de gran importancia para sobreponerse de las pérdidas posibles ante los cambios. El apoyo en las adversidades es fundamental para restablecer el estado emocional de los perjudicados, mediante lo que la resiliencia llama redes de apoyo, que brindan ayuda a la persona afectada y que se conforman de las personas cercanas a él, como los vecinos, amigos y familiares. El apoyo brindado por estas redes permite que el afectado revalore la situación ante la que se encuentra mediante actividades expresivas y de autosuficiencia que le facilitan situarse ante la adversidad como un ente capaz de sobresalir y afrontar lo que la vida acarree con su cauce [1].
El enfrentar adversidades no sólo significa hacerlo en situaciones desastrosas como se ha venido planteando, Maribel Zarco lo plantea en términos de comunidad, pues en estas se llevan a cabo procesos resilientes en cuanto a los intereses totales de una comunidad, como son la conservación de sus tradiciones y raíces, su organización y cohesión, el establecimiento de redes sociales y la búsqueda de nuevas experiencias a nivel comunitario. En una investigación reciente se revelaron características comunitarias acerca del afrontamiento a las adversidades además de las cuatro ya mencionadas. Estos aspectos relevantes son: la conservación del entorno, la convivencia con la diversidad, la unión, el sentido del humor y la adaptación al medio ambiente. Estos puntos sustentan el proceso resiliente a nivel macro, pues la capacidad de una comunidad de enfrentar problemas se da gracias al establecimiento de redes sociales de apoyo, en este caso las relaciones que se tienen con comunidades cercanas representan la oportunidad de resolver problemas y conservar estructuras preestablecidas para poder salir adelante[2].
En cuanto a aspectos sociales y colectivos deben considerarse cinco puntos básicos de la resiliencia.
Primero debe existir una autoestima colectiva, es decir, que la comunidad se considere a ella misma como una entidad individual con funciones, tradiciones y prácticas propias. En segundo lugar se necesita de una identidad cultural que retome la importancia de sus raíces y toda la parte histórica y social que forma parte de ella. En tercer lugar se necesita de humor social, que permitirá a la comunidad verse desde una perspectiva reconstructiva al hacer autocrítica de sus procesos y mecanismos. Una honestidad estatal ocupa el cuarto lugar y se refiere a un manejo correcto de los dispositivos de seguridad y política por parte del gobierno, se habla de un punto totalmente contrario a la corrupción. El último punto se encarga de la solidaridad, que vista en este aspecto social se ocupa de dar igualdad de condiciones a todas las partes componentes de la colectividad, en términos de respeto y justicia [3].
La metapsicología de contextos[4] abre una nueva perspectiva para abordar los problemas sociales tomando en cuenta todo el desarrollo histórico y cultural que ha tenido cada una de las comunidades, civilizaciones, países o naciones para poder hacer un cambio favorable en la sociedad, al contrario de lo que la situación actual muestra en México. El crecimiento de la tecnología y la industrialización provocan una soledad en el hombre, patologizan sus necesidades, transforman la vida cotidiana, hasta la intimidad más intima de cada uno de nosotros, nuestra alimentación y nuestra manera de vestir, es obvio que estos sucesos no tienen otra salida que culminar en trastornos emocionales como ansiedad y nerviosismo[5]. Prueba más evidente no hay sobre la capacidad de la sociedad mexicana de ser resiliente, experimenta cambios, shocks, y aún así conserva funciones, estructuras, metas y mecanismos que le sirven para alcanzar un equilibrio que le permite sobreponerse ante las adversidades.
La transformabilidad de los organismos, humanos, instituciones y comunidades es lo que funciona como base para afrontar los cambios, retomando las características que existen antes de la adversidad, la identidad ante todo reconociendo que se es un modelo de organización social, mantener la organización y evitar la decadencia y el desorden, tomar decisiones a favor de la comunidad, buscar alternativas de solución ante la adversidad y tan importante como la identidad, debe mantenerse unida toda la comunidad en este proceso de transformación[3].
Los procesos de afrontamiento a las adversidades cambian mucho de la sociedad a los individuos, mientras lo colectivo se enfoca en mantener los intereses y el bienestar comunitario, los individuos se preocupan por lo que será de ellos ante una pérdida, ante una catástrofe, ante una adversidad. Una pérdida emocional trae consigo toda una sintomatología, desde sentimientos de culpa, tristeza, enojo, ansiedad y soledad hasta manifestaciones somáticas y sensaciones físicas como nudos en la garganta, sequedad en la boca, vacío en el estomago y opresión en el pecho. Las conductas y cogniciones posteriores a la pérdida se relacionan siempre con ésta, alucinaciones y acciones dedicadas a salvaguardar lo que aún queda de la pérdida son características del proceso de duelo normal. Es sabido que todo cambio implica un momento crítico, donde las estructuras funcionales deben acoplarse, para echar a andar los mecanismos, unir y restablecer la perspectiva de la vida. No obstante el tiempo puede jugar un papel importante aunado a las características de cada individuo y de las relaciones interpersonales que ha establecido, así sí tiene muchas personas que puedan ayudar a vencer la adversidad podrá ser un proceso rápido y reducirse de años a meses [6]. En la familia por ejemplo el proceso de duelo ante la pérdida de un ser querido puede ser doble cuando varios miembros del sistema familiar viven el proceso, por tanto para una intervención psicológica deben evaluarse diversos aspectos para poder llevar cabo la terapia, estos aspectos son una vez más las redes de apoyo, debe evaluarse la disponibilidad de apoyo social que tiene la persona en el estado de duelo, conocer las variables de personalidad, las relaciones afectivas establecidas con la pérdida, saber cómo era la persona fallecida. El duelo depende de la forma en que ocurrió la pérdida, la Dra. Eguiluz menciona casos de suicidio en el hogar, donde la muerte dirige un mensaje simbólico a la familia, el lugar donde murió, si existen notas o no, sí alguien conocía las intenciones de suicidio del miembro familiar, todos estos factores dificultan el proceso de duelo prolongando el dolor de la pérdida o congelando los efectos de duelo en alguna fase e impidiendo la resolución de la persona.
Para enfrentar las adversidades tanto sociales como individuales se utiliza en la metodología la metáfora de la casa de la resiliencia que consta de 5 niveles:
La casa comienza su estructura con el suelo, que es donde se pueden establecer los cimientos de la casa, es fundamental tener bases, en este caso necesidades básicas, como el comer, dormir, soñar y amar. Enseguida se encuentra los cimientos que se centran en las redes psicoafectivas, donde podemos encontrar a los tutores resilientes, en otras palabras amigos, la familia y las personas queridas, quienes brindan apoyo en todo momento. La planta baja es el siguiente nivel y en ella se encuentran los proyectos de vida y objetivos, el trazo de las trayectorias ¿Dónde estamos? ¿Qué es lo que buscamos? ¿Qué es lo que queremos? ¿Hacia dónde vamos? El primer piso representa tres componentes necesarios para seguir adelante, la autoestima, las habilidades y competencias y en tercer lugar el humor. La autoestima representa el gusto por uno mismo, la aceptación del ser; las competencias y habilidades indican los espacios y las actividades que desempeñamos bien, es encontrar en lo que se es bueno; el humor, tal vez el factor más importante, hace darnos cuenta cómo es que nos divertimos echar una mirada a lo divertido para poder llegar hasta ahí. Por último se encuentra la azotea, donde podemos percibir todo lo que queramos es el estrato más alto, es llegar a la cima en búsqueda de nuevas experiencias para compartir, es encontrar lo que se busca descubrir [7].
Los eventos adversos conforman la forma de pensar de las personas, su manera de actuar y sentir y esta formación es paradójica, por un lado facilita o coadyuva a la adquisición de experiencias para una autorrealización y por el otro impide ver ciertas cosas de la realidad, y cuando logra verse la realidad y despojarse de los lastres perceptivos se genera un cambio tal que implica una reestructuración de las perspectivas, la forma de pensar y sentir [8].
CONCLUSIÓN
El establecimiento de trayectorias de vida hace que las personas practiquen procesos metacognitivos que permiten evaluar y analizar situaciones individuales y colectivas ya sean favorables o adversas para la consecución de objetivos y metas, no obstante como se ha señalado existen situaciones fuera del alcance humano y que por lo tanto transforman la vida de las personas para bien o para mal, y como consecuencia ante esto se ha puesto en evidencia la capacidad humana para sobreponerse ante las situaciones más desfavorables, gracias al apoyo y guía de las redes de amistades y familiares; como menciona Juan Carlos Velasco[9] en su analogía al río de la vida, dónde podemos encontrar cauces rápidos y virajes tan empinados que es posible caer al río, pero lo importante es que gracias a este apoyo se enfrenta con gran éxito la ferocidad de las corrientes. Lo importante es no olvidar que siempre se está acompañado y aunque la vida tiene altibajos a diario [7] el sobreponerse antes estos es un sentido de vida que lleva a la autorrealización de las personas.
En todo sentido los aportes de la resiliencia son totalmente significativos para la psicología al brindarle nuevas herramientas para ayudar a las personas y las comunidades, en procesos de duelo, en proceso difíciles, o simplemente en abrir los ojos de las personas para que se den cuenta de quiénes son y qué es lo que hacen. No obstante estos nuevos enfoques son aún el principio de un movimiento que puede hacer cambios grandes a favor del conjunto humano, y que también necesitan el apoyo de todos, de profesionistas, de gobernadores, de las autoridades y de las mismas personas. Si en todo caso un cambio implica un riesgo, que el riesgo sea para los antivalores que están inmersos en la sociedad, que el riesgo sea para el mal humor [10], que sea para las adversidades que deje de ser un riesgo para los humanos.
De manera personal la resiliencia me parece un tema muy interesante, una perspectiva que brinda nuevas oportunidades a los psicólogos, nuevas formas de ver la vida y de ayudarnos a ayudar. El presenciar las experiencias que se compartieron en el congreso son una experiencia propia que me invita a conocer más sobre este tema, que me da una nueva motivación y formas diversas de percibir lo que la psicología es en realidad.
REFERENCIAS
Todas las referencias empleadas fueron tomadas del V Congreso de Resiliencia México 2009 llevado a cabo en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. UNAM.
[1] Dahanys Reynoso. Atención a Mujeres Sobrevivientes en Violencia.
[2] Maribel Zarco Peréz. Innovación, Comunidad y Resiliencia.
[3] Daniel Carvajal Guzmán. Organizaciones Resilientes y Resistencia Social.
[4] Jesús Lara. Madre Tierra y Resiliencia.
[5] Gerardo Chaparro. La Adversidad como Trampolín de la Vida.
[6] Luz de Lourdes Eguiluz. Familia y Suicidio.
[7] Entrevista Resiliente a Humberto Vélez.
[8] Marina Pombar. La Resiliencia en el Rostro.
[9] Juan Carlos Velasco. Resiliencia y Apoyo Emocional en Adicciones.
[10] Taller Vivencial con Aarón Ortiz.